Cuando
estamos dirigiendo un club, un equipo, hay una serie de circunstancias
que no podemos manejar, o nos cuesta más manejar, porque no dependen de
nosotros.
Pero
la que únicamente depende de nosotros y no tenemos excusas en el error,
es la lectura de los partidos. Cuando comienza un encuentro nosotros
situamos un equipo titular en función de varias circunstancias; del
rival, de las bajas, del planteamiento ofensivo, del planteamiento defensivo, de los lesionados… cualquier circunstancia relacionada con la dirección de grupo.
Una
vez que comienza el encuentro, empieza la ¨lectura¨ del partido, del
cómo se esta desarrollando el juego, de los acontecimientos que se están
produciendo, de las situaciones que se están dando, beneficiosas o
perjudiciales para tus intereses…
Y
ante ello tienes que empezar a analizar y ver cómo modificarlas,
reforzarlas, alterarlas, o no moverlas. Es tu papel de entrenador, en
ese momento no hay excusas de agentes externos, es el entrenador quien
decide.
Dicen
que cuanto más partidos, y situaciones de estas hayas manejado, más
completo eres cómo entrenador. Experiencia se llama. Grandes maestros
como Vicente del Bosque, Luis Aragonés, Lippi, Trapatoni… han
sido auténticos expertos en las ¨lecturas¨ de los partidos. Han vivido
tantas situaciones que sabían como afrontarlas y las situaciones
posteriores que se podían dar.
En
entrenadores más jóvenes también se observan grandes entrenadores, que
son capaces de ¨dirigir¨ el partido sobre el guion que ellos establecen
con anterioridad, y ante cualquier situación reversa, rápidamente actúan
y logran modificarla, ejemplos vemos en Guardiola, Mourinho, Luis
Enrique, Simeone...
Para
mí, es uno de los principales factores determinantes de un entrenador.
No todo técnico tiene esa facilidad para entender e interpretar el
juego, y tomar las medidas oportunas cuando la situación lo reclama.
Analizar
cuando realizar un cambio, qué jugador cambiar, qué jugador introducir,
modificar un sistema de juego, un adelantamiento de líneas, una nueva
velocidad del juego, un juego más directo, más elaborado, zonas por
donde atacar….
Hay muchos que están en tal grado de nerviosismo, y de excitación que se les nubla la dirección del partido, por estar tan sobre alterados.
Otros
que la manejan muy dispar, hacen movimientos o actuaciones durante el
encuentro, que les traen más consecuencias negativas que positivas. Sé
equivocan en la ¨lectura¨.
En
muchas ocasiones es un ayudante, quien desde su puesto de tranquilidad
en un encuentro, puede ayudar mucho al entrenador principal, para hacer
la ¨lectura¨ adecuada.
Por ello vuelvo a insistir en la dificultad que tiene ser buen entrenador. Entrenar lo puede hacer cualquiera…entrenar bien es muy difícil.