Tal y como se preveía el partido
no iba a ser nada fácil. Desde el comienzo ellos tenían mucha intensidad,
normalmente sin el balón, porque el balón lo teníamos nosotros, triangulando
rápido y creando bastante peligro por la banda derecha pero todas las acciones
sin materializarlas bien.
La agresividad del equipo
visitante sobre jugadores con y sin balón era abismal, no me cabe en mi cabeza
como permite esto un entrenador. Pero bueno, algún porque tendrá. Hay jugadores
rojillos que aun le duran las señales de la guerra que se vivió en el terreno
de juego, magulladuras en piernas y no solo en esta parte del cuerpo, porque
hay un jugador que tiene toda la espalda señalada y no es de arañazos, si no de
patadas que recibió en el suelo, no fue señala ni como falta esta acción.
Lo mejor de todo es que el señor
colegiado tan solo saco una tarjeta amarilla y fue en el minuto 79 de partido. Pero
que quede claro que el árbitro no influyó en el resultado, pero que un equipo
que tiene esta agresividad, termine un partido con una sola tarjeta no es
coherente.
No nos queda otra que seguir
trabajando para poder meter esas jugadas que tenemos y no terminar los
encuentros por un porcentaje tan negativo de aciertos de cara a gol.
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